lunes, 31 de mayo de 2010

Diario Libre República Dominicana, 31 de mayo 2010


31 Mayo 2010AM.-Matar la dictadura

Los dictadores son más fáciles de matar que las dictaduras, ello así porque las dictaduras se sustentan en una cultura política que perdura por generaciones transmitida de padre a hijo.

Para que ello no ocurra tienen que suceder diversas cuestiones. Puede ser un aterrizaje suave como en la España de Franco, o puede ser por medio de una catarsis social.

En el caso nuestro no ocurrió ni lo uno ni lo otro. Los remanentes de la dictadura huyeron del país sin ser molestados y sólo fueron juzgados por sus crímenes un puñado de torturadores. Todos los demás colaboradores y asesinos se cobijaron bajo el manto del "borrón y cuenta nueva" hasta nuestros días.

Una dictadura es una forma de vida. La gente se acostumbra a los gestos, al sistema de premios y sanciones y conoce su lugar en el mundo dictatorial. Sabe que la única forma de salir vivo es la cooperación incondicional y ni siquiera eso la salva del chisme.

Esa cultura de sumisión a la autoridad, con su carga de valores y las costumbres del modo de vida dictatorial, se traspasa a las nuevas generaciones.

Cuando la dictadura es larga, puede influir dos o más generaciones.

Por eso, aunque el dictador haya muerto décadas atrás, su influencia perdura en la cultura política del país y se manifiesta en la adulación al jefe o presidente, en la tolerancia e impunidad por lo que hace, en la sumisión a sus dictados y en la presencia de elementos de su carga de valores.

Los dominicanos matamos a Trujillo, pero no hemos liquidado a su dictadura.

atejada@diariolibre.com

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